Nadie le ha contado a este pájaro que ya es primavera, pero lo sabe por la luz, esa agua, empapando los días.
AUTOR DE LA FOTO: Juan Carlos Martínez Salvadores
AUTOR DE LA FOTO: Juan Carlos Martínez Salvadores
Incluso en la
ciudad
se ven ahora mismo, 7:00 h, las
Pléyades, por la luna
decreciente.
Resulta curioso que sea la
luz
la que oculte las
estrellas.
.
.
Buenos días,
Mónica
FOTO: @aceytunos en Instagram
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No sé por qué le tengo tanto cariño a la constelación de las Pléyades, que parece una cometa de gasa blanca volando por la noche.
Las he citado en muchos artículos, como en éste que os dejo.
Un fuerte abrazo para todos,
Mónica
LAS TAREAS DOMÉSTICAS
Que yo haya leído, solo Montaigne y Julián Marías, qué sabios, escribieron en sus ensayos de las tareas domésticas.
Con ellas, me he encontrado de bruces, como con un mundo desconocido. De pronto, la casa es toda mía. Imagino a Cabeza de Vaca abriéndose camino hasta las cataratas del Iguazú, así voy yo por mi casa, luchando contra los elementos, porque en una casa en el campo, se combate contra los insectos, los arácnidos, los pteridófitos, los musgos, los hongos, los líquenes, las bacterias, los micromamíferos, el polen, el sol, la lluvia y el viento. Y aún así me gusta. Cuando una camisa te queda bien planchada, o un cristal se parece al aire, y se ve al fondo el valle con la última luz del día como si no hubiera cristal delante, me siento casi tan feliz como con la frase acabada. Es verdad: caigo como un saco al terminar mi jornada, pero no hay tiempo para lamentarse ni para deprimirse con las arrugas de la frente, aunque sí tiempo para pensar en la envergadura de las tareas domésticas. Si bien tengo dudas sobre los límites del Universo, no me cabe ninguna sobre la infinitud de la colada, y de los agujeros negros por los que se pierden los calcetines. Todo hay que empezarlo de nuevo cada día. Nada queda archivado. Nada está hecho. Nada está escrito. Y esa continuidad, que es la de la vida, me tiene pensando, porque el pensamiento queda libre mientras las manos trabajan.
Como cuando mis hijos eran niños, he recuperado la costumbre de levantarme a escribir a horas intempestivas. Acabo de salir afuera y me he encontrado la noche más hermosa del año. Está todo el cielo estrellado, las Pléyades y la constelación de Orión muy altas, a esta hora, las seis de la madrugada. Me he puesto al teclado y al ver mis manos sin guantes me parece que estoy tocando un piano.
Leer, pensar, imaginar, soñar…escribir… qué trabajo más delicioso.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 17/10/2010
aceytuno.com
Qué maravillosa sensación la de levantarse temprano y mirar las estrellas con la mente en calma! Gracias por tus palabras Mónica.