MIRLO DE RÍO

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

ABC, Lunes 20-1-2003

MIRLO DE RÍO

Ayer amaneció el día limpio, sobre el río, después de tanta noche, lluvia y silencio.

En estas aguas del Mendo, junto al molino de Xurxo, entre sauces, alisos y helechos cuidados como las rosas de un jardín, justo bajo la cascada, igual que si de la casa del arquitecto Wrigth se tratara, hace su nido el mirlo de río. Este mirlo, no se parece a los otros mirlos. Es más pequeño y se diría que su cuerpo ha sido redondeado por la corriente, como el canto rodado del río. El plumaje, es casi negro, pero tiene una mancha en la garganta y el peto de un blanco tan puro que cuando se posa en el verdín de una piedra, el blanco hace de faro, de sol, de espejo, de luz, en la umbría del río. Las alas no parecen alas, sino cada una de las dos conchas de un mismo molusco, ondulado y oscuro. Visto desde la orilla, sólo se ve un pájaro que entra y sale del agua y, sin embargo, según Miguel Ángel Bielsa, ornitólogo, el mirlo anda por el fondo del río, y utiliza la fuerza del agua para quedar completamente sumergido. Se inclina el mirlo y así corre el río, que hace de plomo, por su espalda, mientras avanza comiendo gusarapos, larvas de neurópteros.

El mirlo de río, Cinclus cinclus, canta casi todo el año. Es un pájaro que cura al silencio, al áspero, al doloroso, al seco silencio del invierno, con su melodía.

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