TOJO

MONTES ILUMINADOS

La flor del tojo es amarilla como el sol en lo alto. Por eso los montes gallegos están ahora iluminados bajo la llluvia. Una flor que no se puede cortar, porque cae al suelo con los golpes y porque en vez de hojas, el tojo, tiene pinchos. Los paisanos gallegos lo saben y se acercan con guantes y con fouciña, y con botas que el tojo atraviesa. Se arañan las muñecas mientras las flores caen al suelo y el tojo, recién cortado, se dispone a cicatrizar y retoñar, para encender los montes al año.

En Galicia lo que no es monte es leira, o tierra de labor, hasta donde llevan el tojo en carros. Antes, pasa por las cuadras, donde será cama de pinchos verdes para las vacas. Los campos de maíz lo esperan como abono estos días, mientras langidecen entre miles de zorzales que cantan.

Llueve en Galicia. Es una lluvia que no moja: arropa. Y ha iluminado ya todos los amarillos: el de la flor del tojo, las mimosas y la base verde del trigo que amarillea también ahora. Desde que la luz del invierno no toca la tierra donde espiga.

Mónica Fernández-Aceytuno

Cambio, 16 de febrero de 1994

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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