OLAS BLANCAS

OLAS BLANCAS

Lo estoy viendo ahora mismo; un cuervo robando el pan que sobró de la cena de Nochevieja. Es la vida, que sigue. Como siempre, como si nada. Como si los araos que volaron a ras del agua no hubieran confundido las manchas de petróleo con esas algas de las que se alimentan de vez en cuando. Qué pena que el temporal no arrojara a los araos a la costa antes de quedarse con las alas atrapadas en el crudo. Como nosotros.

Dicen que la ecología es la ciencia de la casa; y en ésta, nuestra única casa, hemos distraído demasiado a la vida, ha habido ya demasiada fiesta. Los años pasados nos bebimos la claridad de los ríos, y nos comimos montañas, y quemamos los nidos, y al mar le robamos su espuma blanca. Por eso en el nuevo tiempo que ahora comienza, no nos va a quedar más remedio que reconocer por fin todos los ciclos del agua y del aire.

Es hora de recoger. Hay que engullir con el aspirador hasta la última serpentina que tiramos, hay que dejar en su sitio todas las copas de cristal, que la vida, que sigue, hará es resto para que algún día podamos volver a celebrar los pájaros, las flores, la lluvia y la espuma blanca de las olas.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 3-1-2000

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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