Hola Mónica, buenos días he visto que Juan hace un comentario sobre los corzos, te mando unas
Manta Birostris en el Hoyo de los Feos
Luce una mañana soleada, un buen día de buceo. Vamos a una inmersón tranquilita cerca del puerto, ya que es la segunda del día: Hoyo de los Feos, famosa por la presencia del conocido cangrejo arlequin (Platypodiella picta).
El fondeo cae sobre una roca a poca profundidad, donde se empieza la inmersión hacia los -20 m buscando un fondo de arena. Cual es mi sorpresa cuando descubro que cerca del fondeo hay una Sama Roquera (Pagrus auriga) tuerta. Esa deficiencia visual me va de perlas para poder acercarme a ella, ya que en la “banda de estribor” es completamente ciega. Estamos un rato con ella, ya que es inusual ver una sama por estas aguas y menos a esa profundidad.
Una foto por aquí, otra por allá, la gente disfrutando del agua y del día; cuando la naturaleza, siempre divina, nos colma de placeres con la magnífica presencia de una Manta Birostris, la primera que veo en mi vida.
De un tamaño majestuso y un “vuelo” más bien extraño, se podía ver una auténtica bestia de casi 6 metros con sus apéndices cefálicos largos, sus lomos negros con las manchas blancas distintivas. Aqui se suele ver la Mobula mobula, que son mas pequeñas, con lomo verde y siempre cuernos al acecho.
Describir el sentimiento de ese primer segundo que tu vida cruza con la suya durante unos instantes, que son los que ella decide, siempre son de respeto, pero en mi caso fueron de fortuna y agradecimiento. Pues resulta que justo la tarde antes estaba viendo fotos de el gran fotografo Nano Cordovilla sobre una Birostris en aguas tropicales, que es donde se suele encontrar esta “bestia” marina.
Mientras veía esas fotos pensaba lo bello que debería ser nadar y disfrutar de una maroma asi. Pues pareció que fue dicho y hecho, el ángel de la guarda (que creo sé quien es) debió mover sus hilos para que me llevase a la tumba una de esas imágenes que de tanto en tanto recuerdas y te retraen a ese mar de sentimientos, como cuando escuchas aquella cancion de aquellos tiempos que creías nunca ibas a volver a escuchar.
Lo malo, ya que siempre hay una parte mala, es que la Birostris no quiso hacer gala de su belleza dando una par de pasadas. Fue un paseo tranquilo sin mirar atras.
Será una pena infinita si algún día estos animales dejan de “volar”.
Saludos desde El Hierro.
Cristóbal