Ayer lunes he visto la primera inflorescencia de girasol. Parecía una barquita amarilla perdida en el verde intenso de un mar vegetal.
Joaquín
Joaquín
Juan Carlos Delgado Expósito, este domingo desde la Baja Extremadura:
Ya les he contado en alguna ocasión las peripecias desde el aguardo, pero este primer domingo del mes de julio ha sido especial. Llego a la charca aun de noche, un poco antes de las seis de la mañana, una vez el aguardo montado, permanezco a la espera haber que entra hoy. Pasada la primera hora, al mirar hacia mi retaguardia, observo aun con poca luz, (estoy metido en un barranquillo y la depresión del terreno aun no deja pasar suficiente claridad), un zorro joven encaramado a una roca, me vuelo para disparar mi cámara y comienza a moverse de un lugar a otro, pero al poco me percato de que hay otro ejemplar, también joven; los dos comienzan a corretear y a brincar de manera muy graciosa. Pueden ustedes imaginarse que amanecer más maravilloso, pero yo aun no sabía la que me esperaba. Pasa el tiempo y los zorros se marchan, puedo observarlos a lo lejos como van al trote y se pierden sobre el horizonte, hacia el Oeste.
Saboreando aún el espectáculo me dispongo a esperar a ver qué me depara ahora este escenario natural. Se oye a lo lejos el reclamo de alarma de un cernícalo. Con los prismáticos puedo percatarme de que se trata de un cernícalo vulgar que está expulsando de su territorio a un milano negro, que por el plumaje me da la impresión de que es un ejemplar joven. El cernícalo consigue que el milvus se marche.
Pasan ya algo más de cuatro horas desde que entré en mi habitáculo camuflado y son las diez y quince minutos, por mi izquierda entra desde lo alto del cielo, como un fantasma, en silencio, una cigüeña negra, como ustedes comprenderán mi corazón se acelera, ni pestañeo, ni respiro, creo que solo se oyen los latidos de mi órgano vital y tengo miedo de que incluso la ciconia pueda escuchar esos latidos y se marche. Pero no se va, se queda allí para deleitarme con esa belleza, con esa elegancia, con esos andares de princesa; pero aun me late más de prisa el corazón al comprobar que se está dirigiendo hacia donde yo me encuentro, enfoco con la cámara y pongo el dedo en el disparador, las ráfagas se suceden, no puedo permitirme perder esta oportunidad, esto no le pasa a uno todos los días. ¿Se lo pueden ustedes imaginar?, tener a una de las aves más emblemáticas de nuestra fauna ibérica, a escasos ocho o diez metros, pasando por delante de mis ojos, posando para mi cámara, haciéndome el naturalista más feliz en estos momentos, me atrevo yo a decir, de toda la Península Ibérica.
La población de cigüeña negra en Extremadura está en torno a las 173-195 parejas reproductoras. 108-115 de esas parejas se encuentran en la provincia de Cáceres y 65-80 en la provincia de Badajoz. En la región extremeña esta especie está catalogada en Peligro de Extinción y aunque según los últimos datos se está estabilizando la población es muy importante controlar las amenazas que ponen en peligro a esta bella ave. Esas amenazas son entre otras: Labores forestales en época de cría, pérdida y degradación del hábitat, molestias humanas, mortalidad en tendidos eléctricos y la degradación y pérdida de sus áreas de alimentación.
Es de espertar que los seres humanos sepamos conservar a esta maravilla natural, para que podamos seguir disfrutando en nuestros campos, en nuestros cielos y en todos los lugares donde tenga cabida esta joya con alas.
Juan Carlos Delgado Expósito
FOTO: Cigüeña negra (Ciconia nigra), hoy 4-7-2010
AUTOR:Juan Carlos Delgado Expósito