8:52 Llega el indiano de hacer las américas y se construye una casa soleada y grande. Va plantando los árboles y las flores que vio por el mundo y crece un jardín que se hace más alto que la fachada....
En cuestión de minutos decido acercarme reptando por el pastizal y tragando polvo, hasta ponerme
Buenas de nuevo. Bienvenid@ a esta web de la Naturaleza.
Cuando a alguien le gusta de verdad la Naturaleza como a Juan Carlos Delgado Expósito, es una maravilla leer las cosas que le pasan, como ayer domingo con un buitre leonado.
Por aquí sigue el tiempo azul, a pesar de lo que digan los meteorólogos, y solo en el reverdecer de los pastos con el rocío por las noches que se alargan, empieza a notarse la otoñada.
Gracias por participar a través de nuestro ACCESO DE , USUARIOS, y síguenos también en TWITTER y en FACEBOOK,
Mónica Fernández-Aceytuno
A las 10:21 del 13-9-2010
En verdad que la naturaleza no deja de sorprendernos, si no hubiese realizado la fotografía que les muestro aquí, cuando les hubiera contado que me puse a unos cuatro o cinco metros de este buitre, me pondrían por una persona fantasiosa.
Hace unas tres horas, observe a lo lejos que un grupo de buitres leonados, unos 20 ó 30 y al menos uno negro, se estaban alimentando con los restos de una vaca. En cuestión de minutos decido acercarme reptando por el pastizal y tragando polvo, hasta ponerme muy cerca del grupo de carroñeros, aun a sabiendas que no es el mejor método para llegar cerca de ellos, pues son muy desconfiados; los observé durante un rato, pero alguno me vió y todos levantaron el vuelo, pero sin alejarse demasiado; pero cuál fue mi sorpresa que al ponerme de pie, me percaté de que algo se movía casi dentro de la res muerta; con sigilo decido investigar y cuando llego a unos cuatro o cinco metros de la carroña, ahí estaba el buitre comiendo, tranquilamente. Por un momento pensé que le ocurría algo, así que me acerqué aun más y en eso que sacó su cabeza y parte de su cuerpo fuera, miró a su alrededor, se percató de mi presencia y entonces emprendió el vuelo.
Verdaderamente fascinante.
Juan Carlos Delgado Expósito