Cuántas semillas habrá sin germinar en los cimientos de otros litorales, cuántos habitantes de apartamentos que no sepan que viven sobre la tumba de las flores de una playa.
MF-A
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8: 37 h Antes pasé por lo que queda de la mimosa, que está dando más de sí de lo que creía, pues las ramas, que en seguida se marchitaron con sus flores, una vez cortadas y apiladas para ir llevándolas poco a poco al fondo de la finca, han sido elegidas por un mirlo para hacer el nido.
Lo veo entrar y salir cada mañana, y hace un rato silbaba sobre una viga de la parra, negro, inocente y feliz, al contraluz del amanecer del día.Mal asunto. Ahora no sé si dejar ahí las ramas, o llevármelas inmeditamente, para advertir al mirlo que, de entre todos los escondites que hay para construir un nido, ha elegido el peor sitio.
Hasta mañana y feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
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