En una de esas sale a nadar de una manera extraña, sin despegarse del todo del fondo, tocando constantemente con las aletas de delante la lava herreña.
Cristo
Cristo
Por su interés, reproducimos el comentario que, a propósito de lo que escribí sobre los delfines, en “Anhelo”, dejó Alonso el 30-10-2010 a las 11:09:
El mes pasado crucé el estrecho de Gibraltar y un grupo de delfines jugaba a la comba con la estela de espuma que los motores del catamarán dejaba a su paso. Pensé que quizás a ellos les alegraba tanto el vernos como a nosotros nos alegraba su saludo y su juego. Los vi felices en su mundo.
Alonso