8:24 Siempre hay algo que sólo se ve cuando ya está escrito. Una última palabra que no hubiéramos debido poner y y que solo leemos cuando el periódico está ya en la calle. No sucede lo mismo aquí.
El zarcillo de la vid se enrolla sobre la rama de una tuya para elevarla hacia el cielo.
El zarcillo de la vid se enrolla sobre la rama de una tuya para elevarla hacia el cielo.
Querida Mónica:
Me ha gustado mucho tu artículo sobre Gaudí, la Sagrada Familia y la arquitectura en espiral, como queriendo imitar algunas de las estructuras de la naturaleza.
Hace unos días me llamó la atención cómo el zarcillo de la rama de una parra se enrollaba sobre la de una tuya para acercar a la planta un poco más al cielo, buscando la luz.
También hace ya algún tiempo escribí unos versos que hacían referencia a las formas espirales de la naturaleza, invisibles en ocasiones a nuestros ojos.
Hoy me atrevo a ponerlos en esta página:
“Quedará el alma entrelazada.
Enredada en espirales
de zarcillos, caracoles y tornadas.
Girando sobre el agua
como noria que nunca para.
Dando vueltas como semilla de arce
cuando el viento la lleva,
como bucle de aire
que desde el suelo se eleva.
Remolino que retorna siempre a la tierra,
pareciendo que se va
cuando en realidad se queda.
Como el caracol en la brizna,
el zarcillo en la rama
y el tornado en la nada.
Entretejida en espirales
quedará el alma entrelazada.”
Un cordial saludo.
Pilar López.