Querida Mónica:
Los paraísos de nuestras calles están empezando a perder las drupas doradas que tan bellamente adornaban sus ramas desnudas de hojas. Son árboles preciosos que hacen honor a su nombre, Melia azedarach, cedro noble, árbol noble. Durante todo el año, ya sea en primavera con sus panículas de olorosas flores lilas, como en verano y otoño, con su exuberante vegetación, o ahora, en invierno, con sus frutos dorados que parecen adornos del árbol de Navidad, los paraísos embellecen nuestras ciudades.
Recordaba yo hoy a los paraísos al ver cómo, pasado ya el día de Reyes, veo desmontar los árboles de Navidad guardando con mucho cuidado las bolas multicolores que los adornaban para volver a colocarlas el año que viene. A los paraísos no es necesario guardarles los frutos. Con gran generosidad, las flores de la ya cercana primavera darán lugar a nuevas bolitas doradas que volverán a embellecer nuestras calles las navidades próximas.
Un fuerte abrazo. Joaquín