Como en el mejor de los palacios me sentí ayer…
Los vernáculos
De los nombres de andar por casa, se dice que son vernáculos. Salen de nuestra alma doméstica, más que de la ilustrada, de manera espontánea. A veces, vuelan como pájaros por el tiempo. Hay vernáculos todavía vigentes, aunque hayan pasado cuatro mil años, como el “lakalaka” de las tablillas mesopotámicas referido a la cigüeña. Ese abismo que percibimos entre el resto de las especies y nosotros, está unido, como por un puente de cuerda, por estas palabras. Vuelvo a casa. Imagino ya entre mis pies el sonido de la hojarasca (la sombra de los árboles cuando ya no es nada), las naranjas caídas. Esa suerte de salvaje felicidad, como de fiesta en tu ausencia, que encuentras en el jardín cuando regresas. Me deja muda el silencio, el olor de la tierra, las lumbreradas por el valle, el verdor del paisaje donde guardé en el aire tantos nombres, bisbita, tarabilla, andarríos. Feliz Navidad.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 20-12-2014
Aceytuno.com