ABC, 4-11-2002 EL SAPO Y EL PASO Lo primero que…
Cucharas
Ayer escuché, por vez primera para el renacuajo, el nombre de cuchara.
¿Cuchara? ¿A qué os referís con las cucharas? Estaban rememorando un grupo de señoras sus veraneos en La Rioja cuando eran niñas y se bañaban en la alberca de una huerta procurando no tocar pie para no llenar de limo el agua y, sobre todo, por las cucharas que había en el fondo. “Sí mujer, si, eso, las cucharas…” Se diría que hablábamos idiomas distintos hasta que me di cuenta que se referían a los renacuajos y entonces fui yo quien, de pronto, no podía parar de repetir en el pensamiento lo recién aprendido, claro, claro, cucharas, es verdad: los renacuajos tienen forma de cuchara.
Cucharas como las que estarán hoy sumergidas en la sopa de los charcos en los montes Orduntes donde Juan Antúnez me contó que la rana bermeja pone los huevos en esos charcos que luego se hielan y quedan las cucharas como niños con la nariz pegada a un escaparate.