10:48h Ha llovido más que en todo el otoño y el campo está empapado, desapacible, con todas las ramas dejando ver el paisaje del fondo, excepto las de los robles, a las que todo el peso del agua cayendo del cielo no ha conseguido tirarlas.
Propia de terrenos secos y pobres ha desarrollado unas cualidades que le permiten sobrevivir cuando las cosas vienen mal dadas.
Joaquín
Querida Mónica:
Hace un año te planteaba la situación anómala en que se encontraba el conjunto dunar de una playa gallega que estaba siendo protegido por un grupo conservacionista. Los miscantos, una especie introducida como ornamental en jardines y autopistas, se estaban apoderando de la duna. Te decía entonces que parecía muy difícil que la naturaleza, por sí sóla, recuperara la biodiversidad de especies autóctonas y, al mismo tiempo, impidiera la proliferación de especies invasoras.
Un año después la situación ha cambiado radicalmente. Apenas se ven miscantos, a excepción de rebrotes poco numerosos. La mano del hombre ayudó a la flora autóctona erradicando a la invasora. No sé si esta práctica se contempla en el protocolo conservacionista pero la verdad es que ha dado resultado.
Te adjunto la foto de una planta autóctona que el año pasado no podía desarrollarse a la sombra de los miscantos pues necesita estar expuesta al pleno sol. Se trata de la denominada en gallego cebola dos gaivotas o narciso das areias ( Pancratium maritimum), que tiene una espectacular flor blanca, muy aromática, parecida al narciso.
Propia de terrenos secos y pobres ha desarrollado unas cualidades que le permiten sobrevivir cuando las cosas vienen mal dadas: es capaz de enterrarse más profundamente para evitar la desecación en los períodos anormalmente secos, o, cuando la arena de la duna la cubre, alargar sus tallos en busca de la luz.
El pancracio es un claro ejemplo de adaptación a la aridez. La corola atrompetada de sus flores le permite recoger la máxima cantidad de agua, incluso la del rocío nocturno, y su recubrimiento de pelos le sirve para disminuir la pérdida de agua por evapotranspiración, cumpliéndose así las dos características que deben reunir las plantas que viven en zonas áridas. No sólo deben retener el agua sino evitar su pérdida.
Un fuerte abrazo. Joaquín
Joaquín