Hoy me he parado a fotografiar, en las cercanías de la ermita de Villadiego (Peñaflor, Sevilla) unas chumberas con sus higos ya pasados de maduros.
Por Joaquín
Por Joaquín
A las 11h 5m entró hoy el otoño en el hemisferio Norte.
Se habla de los colores del otoño pero qué pocos saben que las hojas, enmascaradas por el verde de la clorofila, ya tenían todas esos pigmentos en primavera.
Gracias por participar en este lugar de la Naturaleza,
Mónica Fernández-Aceytuno
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AUTOR DE LA FOTO: José Luis Meléndez
En los próximos días los árboles de hoja caduca mostrarán los pigmentos que han tenido en sus hojas desde la primavera, informa José Alberto Pardos, catedrático de Fisiología y Genética vegetal.
Ayer, en Salamanca, las hojas del arce empezaron a ponerse amarillas porque el árbol antes de tirar las hojas trata de recuperar la clorofila – el pigmento verde – y después de romper la molécula de clorofila, absorbe lo que queda y lo lleva al tronco, donde se almacena cuando la vida se complica con el frío o la sequía.
Al irse el verde vemos otros pigmentos como los carotenoides que ya estaban ahí desde que salió la hoja de la rama. Mientras la hoja producía oxígeno, estos pigmentos la protegieron del exceso de sol y, además, hicieron de antena de energía para la clorofila, captando de la luz otras longitudes de onda. Sus colores acabarán tirados sobre al tierra, eso sí: con un cierto orden: las hojas más altas de un árbol, como son las que reciben más agua y alimento, son las últimas en ponerse melancólicas, y en caer al suelo.
Hoy, en los arces de Salamanca, se puede mirar la verdad de una hoja caduca. Que la hoja no es sólo verde: es roja, es morada, es marrón, es naranja, es amarilla. Que una hoja enseña sus colores al final, antes de la caída. Que todo el otoño, lo tuvo en primavera.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 27-9-1997
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Mónica Fernández-Aceytuno