Aviones del Sur de Estonia.
Me ha sorprendido encontrarme hoy, 2 de octubre, con un cerezo que está iniciando una abundante floración que no llegará a buen fin.
Joaquín
Siempre me ha asombrado la “inteligencia” que desarrollan los árboles para adaptarse a las circunstancias de allí donde han nacido o han sido plantados, pues la naturaleza les niega la posibilidad de desplazarse en busca de un sitio más favorable. Tienen que aguantarse con lo que hay. Especialmente inteligente es el olivo. Ahora, en este otoño en el que tanto se están retrasando las lluvias, siguen en su parada invernal y no se dejan engañar por falsos cantos de sirena. Hace casi un mes cayeron en la Sierra Norte de Sevilla 50 ó 60 litros de agua. La hierba, alborozada, creyó que ya había llegado el otoño, y el suelo se coloreó de verde. Semanas después, la otoñada se secó al no tener continuidad la lluvia y las dehesas están peor que si no hubiera llovido nada.
Los olivos, mucho más cautos, no se dejaron engañar y siguen en su parada estival. No se moverán hasta que se consolide el tiempo otoñal para no tener que arrepentirse después de un exceso de optimismo. Por eso me ha sorprendido encontrarme hoy, 2 de octubre, con un cerezo que está iniciando una abundante floración que no llegará a buen fin. Las flores, muy chuchurrías por el fuerte levante y las altas temperaturas que estamos soportando, posiblemente no lleguen a fecundarse siquiera. Ya te tendré informada. En cualquier caso, morirán con los primeros fríos. No me cabe duda de que el olivo es mucho más listo que el cerezo.
Un abrazo. Joaquín
Joaquín