Me sorprendió ver docenas y docenas de podalirios libando en las pocas plantas silvestres que están en flor en esta época.
Joaquín
Joaquín
A veces me preguntan cómo me acerco a las libélulas para poder sacar fotografías. Yo siempre digo que es cuestión de paciencia y suerte, de realizar movimientos muy lentos, tipo tai-chi.
A veces, incluso, tumbado en el suelo y reptando cual soldado marine en combate tras la libélula que se ha posado en el suelo. Claro, si pillas un rastrojo, los codos, las rodillas y la tripita sufren las consecuencias… pero esta vez mereció la pena: una hembra de Sympetrum meridionale.
Libellulasman
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