Más o menos humanizada, la Naturaleza está en todas partes.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Habitualmente doy un paseo todas las mañanas. Suele ser un paseo largo, que a veces acompaño con hacer fotos de las plantas, flores, insectos, etc., que, al paso me encuentro y que se dejan fotografiar.
Hoy me he llegado hasta uno de mis arriates preferidos, está muy cerca del parque y tiene como adorno, una de las piedras que formaban parte de las orillas de la rambla principal de la ciudad que la partía en dos mitades, con varios puentes y con mucha suciedad en su cauce seco habitualmente, excepto cuando llovía torrencialmente y entonces la rambla pequeña y amable se convertía en un torrente que arrastraba todo lo que cogía a su paso, incluyendo vidas humanas. Pues bien, esa piedra que orillaba esta rambla está ahora de adorno en ese arriate que los jardineros municipales han tenido a bien de sembrar de plantas de lavanda.
La lavanda siempre ha sido una planta perteneciente a la familia de las labiadas, siendo típica de los países mediterráneos, y que desprende un aroma muy agradable.
La especie que hay en el arriate al que me refiero debe ser una Lavandula spp., ya que seguramente ha sido obtenida mediante cultivo. La especie más común en España suele ser Lavandula stoechas, Especialmente agradable de olor la notan las abejas y abejorros que sienten una gran atracción por sus flores, con sus olores tan atractivos para estos insectos, los constituyentes químicos principales del olor de la planta y sobre todo de las flores son el linalil acetato, el linalool, el beta-ocimene, el cineol, el alcanfor y derivados del caryofilene, todos estos compuestos tienen un olor muy agradable, para el hombre por supuesto, que lo utiliza como perfume en forma de colonia, y sobre todo para los insectos como la abeja y el abejorro, que acuden al olor de sus flores y suelen tomar su néctar con tan rico perfume. Lo interesante de ver tomar el desayuno a los abejorros sobre todo, porque por su tamaño se hacen notar enseguida, ver fotografía adjunta, es que van a libar el néctar de la parte de la inflorescencia que está expuesta al sol. Esto es así, porque, como dijo el profesor Chittka hace unos años, los abejorros lo prefieren caliente, refiriéndose a que prefieren el néctar que está caliente a uno que está frío. Esta forma de regular la temperatura de su cuerpo está llena de sentido, ya que con frecuencia, han de sustituir a la reina en empollar los huevos de su puesta y no tienen más mecanismo de aumentar su temperatura corporal que el ingerir alimentos calientes.
José Manuel Guerra Sanz
José Manuel Guerra Sanz