"Cuando las corrientes marinas las arrastran hasta un curso de agua dulce, la diferencia de salinidad las hace estallar por diferencias de ósmosis", me ha escrito O-Toño.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Esa costumbre del quebrantahuesos de romper los huesos de los que se alimenta dejándolos caer al suelo desde las alturas, es rara en el mundo de las aves, donde sólo cabe atribuir algo parecido a las gaviotas, a las que se les cae sin querer del pico los mejillones, o a los alimoches africanos tirando piedras, adrede, a las avestruces.
Esta singularidad del quebrantahuesos hizo que Rafael Heredia Armada se desplazara hasta la montaña pirenaica, para filmarlo con el resto del equipo de Félix Rodríguez de la Fuente, y pasar un mes escondidos, ateridos, en una pequeñísima tienda de camuflaje hasta que decidieron desmontarla para marcharse y entonces, sí, un quebrantahuesos comenzó a planear sobre sus cabezas, y a tirar huesos al suelo. Habría que preguntarse algún día si no se ha ejercido una suerte de selección de las especies sobre las aves raras, cuya imagen se ha podido difundir, cuyo nombre se ha nombrado tantas veces: quebrantahuesos, para que sigan viviendo. En Cazorla aún decían: quebrantahuesos, cuando ya no quedaba ni uno, lo que demuestra que los nombres viven y vuelan más que las aves, que, al quebrantahuesos, su nombre lo ha resucitado.
Mónica Fernández-Aceytuno
“El nombre resucita la especie”
ABC, 6-5-2002
FOTO: Quebrantahuesos – Gypaetus barbatus– Lammergeier – Gyapaéte Barbu – Bartgeier-
AUTOR:Javier Valladares
www.javivalladares.com