Charrán

Ayer por la mañana me perdí buscando una playa que había visto desde el mar.

En el laberinto del monte, como dicen aquí, no daba llegado, y cuando al fin la encontré por una de esas carreteras sin salida de la parroquia, me encontré a dos charranes pescando en la orilla.

Mientras estaban en el cielo, era relativamente fácil fotografiarles, hasta que descendían en picado hacia el agua, cuando la velocidad era tal, que les perdías.

Vuelvo hoy, a ver si tengo más tino, para que enseñaros cómo se sumergen igual que una flecha, y cómo salen con el pescado en el pico.

¿No os parece preciosa la luz que tienen estas aves en las alas?

Es la primera ave que nombró Cristóbal Colón, como garjao, en su Diario de a bordo.

Saludos,

Mónica