Se adelanta siempre a la primavera oficial.
El almendro de mi jardín le gusta aprovechar los días benignos que le otorga el invierno para encararse al sol y enseñarle sus flores pálidas, con sus cinco pétalos rosados y sus estambres amarillos dispuestos para ser visitados por los insectos polinizadores.
Al pasar a su lado, lo primero que uno siente es que la primavera ya está cercana. Pero este espejismo de unas horas o de unos días desaparece ante la realidad de un invierno que aún le queda mucho por pasar. De hecho, el frío, el viento e incluso la lluvia ya han vuelto a aparecer, lo que no es nada bueno para el almendro, pues afecta negativamente a sus flores y a las abejas visitantes que no aparecerán hasta que las condiciones ambientales sean para ellas óptimas.
Mientras tanto, el almendro seguirá floreciendo. El proceso iniciado ya es irreversible.
La fotografía está sacada el día 2 de febrero.
En la imagen se pueden algunas ramas con brotes florales, flores y frutos.
http://comunidades.lne.es/blogs/isabel_f_bernaldo_de_quiros