Doñana, todo era nuevo y salvaje

Doñana, todo era nuevo y salvaje

Hoy me ha venido a la memoria este libro de Jorge Molina y sus palabras, que recupero ahora:

“Doñana, todo era nuevo y salvaje” narra los extraordinarios acontecimientos que tuvieron lugar en el bajo Guadalquivir entre 1940 y 1970. Hechos en gran medida desconocidos, que motivaron la creación del parque nacional de Doñana y conversión de decenas de miles de hectáreas habitadas casi en exclusiva por el mosquito del paludismo en el mayor arrozal de Europa, a costa del sufrimiento y muerte de miles de braceros. Desde el absoluto rigor histórico, y dando voz a los auténticos protagonistas, el libro cuenta dos apasionantes epopeyas: el trabajo de las personas concentradas en los campos de cultivo del profundo sur, donde sobrevivían en condiciones infrahumanas; y la eficaz movilización de un selecto grupo de notables -príncipes, ministros, terratenientes, científicos- que llevó a cabo el biólogo José Antonio Valverde, para evitar que en el coto privado de caza de Doñana plantaran eucaliptos o arroz, y a la postre se convirtiera incluso en parque nacional.

Son dos historias memorables, que se trenzan en un relato en forma de novela-reportaje. La primera novela sobre los años heroicos de Doñana.

Un cordial saludo.

Jorge Molina

NOTA:En la foto de la portada del libro, el de la izquierda es Mauricio González-Gordon, y el de la derecha Bernal, su administrador para la finca de Doñana. Iban en bici del caño de Brenes al Palacio.
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Y aquí os dejo también el artículo que le escribí a Valverde, sin haberle conocido personalmente.

GRACIAS, SEÑOR VALVERDE

A veces los ojos, sin saberlo, echan de menos lo que no han visto. Se llevan en la cara, mirándolo todo, buscando un algo que se ha ido. Allí falta una piedra, un bosque, un río, te dicen los ojos, como cuando se quita un cuadro de la pared después de muchos años. Nos hablan y no hay quien los calle, de un paisaje que debió de ser de otra manera, y de esta carencia nace una angustia indescifrable y silenciosa y constante, como si los ojos hubieran llegado tarde para ver lo que querían. No vale juntar el insecto y el pájaro y la flor, pues se notan las costuras por todas partes a las trizas del paraíso. Menos en Doñana. En la marisma de Doñana todo está unido aún de forma tan perfecta que te das la vuelta sobre tí mismo trescientos sesenta grados y todo es precioso. La orilla de la marisma, está ahora llena de ranúnculos florecidos de blanco, y es de un verde infinito que no se ve dónde acaba, con sus lucios, esos claros azules bordeados de nidos flotantes de noveleta. Dice Antonio Ramón, guarda del Parque Nacional de Doñana, que esta marisma se conserva así por el empeño de José Antonio Valverde, fallecido hace unos días.
Cómo me hubiera gustado verle, para darle las gracias.

Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 5-5-2003

Portada del libro "Doñana. Todo era nuevo y salvaje" de Jorge Molina

Portada del libro “Doñana. Todo era nuevo y salvaje”
de Jorge Molina

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Hay 2 comentarios para este artículo
  1. ignacio en 11:10 am

    Maravilloso también el libro de Begoña García González-Gordón, “Toda una vida en Doñana”, donde pone por escrito las vivencias y recuerdos del guarda Antonio Chico.

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