Cuando mi hijo Guillermo tenía caballos, dos de los cuales nacieron en casa, había que comprarles de vez en cuando una piedra de sal.
MF-A
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En la Campiña Sur de Extremadura, a pesar del día invernal, se han dado cita los colores de la primavera.
Estaba el día gris y desapacible, un viento helado nos hacía regresar al invierno, pero no tuvimos más remedio que parar para contemplar.
Para contemplar la belleza de la Campiña Sur de Extremadura, las tierras de Llerena, la Alcazaba de Reina, Trasierra y Fuente del Arco al pie de la sierra.
Y como decía Mónica hace poco, como si alguien hubiera vertido un bote de pintura amarilla sobre un campo de trigales verdes, así aparecían ante nuestros ojos los brochazos de color sobre el terreno.
Nos gustó precisamente esta imagen que combina naturaleza y progreso humano. Como si las flores amarillas hubieran querido embellecer las grises torres que se erguían bajo las grises nubes y sobre el verdor de los cereales.
Todo un placer para los sentidos.
Un saludo.
Pilar.