Como un imán, una vida atrae a otra.
Esta suerte de tordo grisáceo y mucho más grande que los europeos, se movía a saltos hace un momento por el césped del jardín del hotel a una velocidad que me ha sorprendido, como si antes de instalarse en esta populosa y hermosa ciudad de Bogotá, hubiera tenido que sortear muchos más peligros.
Hubiera seguido camino con mi hijo hacia Cartagena de Indias y las islas del Rosario, viendo muchas otras especies nuevas para mis ojos, pero regreso a España con mi marido con la observación al menos de algunas aves en el jardín del hotel en el que hemos pasado menos de 24 horas.
Mientras regresaba hacia el hall desde donde ahora escribo, a punto de iniciar el regreso a España, pensé que si bien lo que ponemos sobre la tierra ya sea un edificio o unas rocas en el muelle acaba por ser colonizado, al final es la vida la que, como un imán, atrae a otra vida.
Y así, este pequeño jardín, que es todo lo que he podido observar en esta ocasión de Colombia, me ha dado la alegría de enseñarme, antes de marcharme, la vida que atrajo.
Buen día y muchísimas gracias a todos los que participáis en aceytuno.como porque ya sabéis que, de lo que aquí se trata, es de ver la Naturaleza entre todos,
Mónica