Ayer regresé a la marisma pero en esta ocasión por la entrada principal del Pazo de Mariñán y me llevé una agradabilísima sorpresa cuando descubrí que habían construido un observatorio ornitológico al final del jardín del pazo.
Qué maravilla. Un escondite de madera desde donde observar las aves sin que te vieran. Y todo el paisaje, sin mojarte, bajo la lluvia. Incluso vi por vez primera a un ruiseñor, muy rojizo, entre las hojas de un verde muy claro de unos retoños de acacia que había abajo.
Pocos lugares he visitado en el mundo como este observatorio sobre la marisma de la ría de Betanzos. ¡Cuánto me alegro de que esté dentro de la reserva mundial de la Biosfera declarada para este lugar hace unos meses!
Me llevé, además, muchos nombres que desconocía para nuestro diccionario de la Naturaleza, y que estaban expuestos en unos paneles muy ilustrativos: cirrio, mazarico, picapez, pintafuentes, tartaraña, carrán, bilurico….lavanco, no para el somormujo lavanco, qué curioso, sino para el ánade real; y ferreiriño para el carbonero…nombres todos ellos maravillosos que acabo de guardar entre otros muchos.
Después de comer, regreso. Me pasaría allí las horas.
El tiempo se apaisa en la marisma como el agua que del mar, y con la luna, entra y se marcha.
Buen día,
Mónica
FOTO: Marisma de la ría de Betanzos tras la lluvia el 5-9-2013
AUTORA: Mónica Fernández-Aceytuno
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NOTA: El verbo apaisar no está en el DRAE y para apaisar, da una explicación que nada tiene que ver con lo que yo siempre escuché para apaisar y apaisado, casi siempre relacionado con la horizontalidad. ¿Cuál es vuestra experiencia con esta palabra? Un abrazo y gracias.
Mónica Fernández-Aceytuno