Yo no puedo ver un roble sin acordarme de Miguel…
Shakespeare & Co.
Tiene también la escalera pintada de rojo.
De un rojo desgastado por donde pisan y pasan los pasos de la gente, se diría que de la humanidad entera. La primera escalera que vi así, roja y desgastada, fue en la librería Lello de Oporto, hace unos meses. Pero ésta me ha gustado mucho más, porque aún está viva de personas que pasan; no para hacer fotos, sino para mirar los libros. Es Shakespeare & Co.
Hacía tanto calor la otra noche en París que era ya muy tarde y la librería seguía abierta, iluminada por la luz de la luna llena sobre el cielo y sobre el agua del Sena. El sueño de una noche de verano de Shakespeare. Hay dos cerezos de flor frente a su escaparate que están profusamente florecidos de ramilletes rosas. Abajo, le han hecho, con toda la sencillez del mundo, unos alcorques de tablas madera que son como bancos y donde en maletas viejas y abiertas, exponen los libros. Todo es irreal y a la vez cierto: la librería, los cerezos florecidos, el Sena, la luna llena en el cielo. Ya dentro, los recovecos de las paredes y los pasillos son tan recónditos como los de un alma.
Todo es desorden y concierto, suena una música melodiosa, celestial, en el caos, en ese amontonamiento de libros que podrían derrumbarse en cualquier momento si no fuera porque están pegados entre ellos por el cemento de los siglos. Es real. No es un museo. Es una auténtica librería de suelos romos y distintos, hecha a trozos de pobreza, de vida dedicada a la Literatura. Subes la escalera y en el mural de la pared te encuentras con Jean Rhys, de quien leí por vez primera que las mariposas se queman a la luz de las velas. Podría ser esa una noche tropical en París. Hacía calor cenando afuera, junto a Shakespeare & Co.
Al cerrar, se llevaron adentro las maletas llenas de libros y de flores de cerezo.
Antes de la escalera roja, está escrito en inglés en el escalón de entrada: “VIVE PARA LA HUMANIDAD”.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, Sábado 1-5-2010