Sobre un mar triste de la costa chilena volaban ayer los pelícanos, con lentitud, mientras los ojos se posaban asombrados al ver un ave de tal envergadura entre el mar y el cielo. Iban luego a reunirse sobre unos islotes cubiertos de guano con los cormoranes de ojos verde esmeralda, y los alcatraces de ojos azules. Resulta el pelícano familiar, como si pudiéramos reconocer a las especies que faltan por haber compartido en tiempos distantes el mismo espacio sobre el que ahora vivimos. No muchos, pero hubo pelícanos en la Península Ibérica. Y en Baleares: notificó Buffon que mataron a un pelícano en la bahía de Alcudia en 1773. Ojalá vuelvan. Como el Universo, las especies tienden a expandirse, o a refugiarse, esperando mejores tiempos. No son las manos las que escriben, sino el pensamiento. Y de corazón pienso que 2014 será un buen año, aunque parezca inocente. Muchas felicidades.
Feliz 2014,
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno