Nos ha encantado ver las avellanas sobre los avellanos, todavía verdes pero ya con la forma que tendrán cuando maduren.
Pilar
Pilar
Si tuviera que elegir un lugar de entre todos los preciosos lugares de Extremadura, me quedaría, por razones principalmente sentimentales, con la comarca de las Villuercas. En la localidad cacereña de Cañamero, el arroyo Barbellido, que desemboca en el río Ruecas que a su vez es afluente del Guadiana, baja desde las sierras azules de cuarcitas rebosante de agua, desbordado en algunos tramos, con un caudal que forma remolinos y espuma en las pequeñas cascadas a lo largo de su recorrido. No pueden llevar más agua el Barbellido y el Ruecas, qué nombres tan bonitos.
Ha llovido tanto que todo está encharcado. Me cuentan los del lugar que ha nevado tres veces sobre las Villuercas, nieve que rápidamente se transforma en agua que baja por los numerosos cauces de los valles encajados entre las sierras paralelas características de este relieve. En los márgenes del río comienzan a brotar las flores masculinas y femeninas de los alisos, en forma de amentos alargados las primeras y cortas las segundas, pero ambas en el mismo árbol. Ya se adivinan también las hojas, pequeños brotes pegados a las ramas.
Me he dado cuenta de que cuando los mirlos vuelan bajito, entre los árboles de las aceras y los coches aparcados, y se meten entre las rejas de la puerta de algún patio interior, es porque están anidando.
La naturaleza se prepara para renovarse.
Un saludo.
Pilar