Voy caminando del revés como lo hace cualquier río pero este es el TEA buscando el MIÑO y tan pegajoso que cuando llega, cada gota es un abrazo de alegría para ir juntos al mar.
Juan Barba Vidal
Juan Barba Vidal
Lirio de agua (Eichhornia) flotando por el río Guayas con su flor malva a bordo.
También recibe los nombres de jacinto de agua, aguapés y camalote entre otras muchas denominaciones. Desconozco la de Ecuador porque, en uno de los lugares con más biodiversidad de la Tierra, es decir, un lugar megadiverso al poseer, se calcula, entre el 60 y el 80% de las especies de nuestro planeta, me he encontrado con una gran indiferencia hacia los nombres de las especies, quizás porque, al ser tan abundantes y variadas, no le dan todavía el suficiente valor a la belleza de su vegetación y de sus aves, coloridas como flores.
O más bien es que sus antepasados se la dieron, y esta generación, entretenida en otras cosas, olvidó lo que sabían. Como anécdota contaré que pregunté cómo llamaban a unas fragatas reales que nos sobrevolaron, de las que resultan inconfundibles porque los machos tienen sobre el plumaje negro, un saco gular muy rojo, y varias personas me dieron la misma respuesta: gaviotas.
Claro que esto es algo que podría extrapolarse a España, ¿cuántas flores y aves seríamos capaces de nombrar a la primera? Muy pocas.
Pero este asunto me ha dado que pensar en Ecuador. ¿Por qué el conocimiento de la Naturaleza es todavía hoy algo reservado a la comunidad científica? ¿Por qué no abrir de par en par las puertas para que cualquiera maneje con soltura los nombres de las especies con las que nació y convive?
Y la primera que no sé nada yo, que me pasaría la vida preguntando.
Buen día,
Mónica
Un amigo mexicano con el que corría en el Bronx hace muchos años me contaba que después de sus sesiones de entrenamiento con otros atletas por los montes de Santa Ana, en el estado de Puebla, todos se bañaban en el río. Yo le pregunté que cómo se llamaba ese río y él me dijo: “pues nosotros lo llamábamos “el Río”.
Será que la Conquista, al arramblar con las lenguas, también arrastrara los universos en ellas contenidas.
Esperemos que no del todo. Saludos Iñigo y muchas gracias por tu comentario.