Al mirar la rampa de piedra cubierta y descubierta por las mareas, en un día tan soleado, pensé que el Sol es otra marea, que viene y se marcha.
MF-A
MF-A
Este pez ballesta (Balistes carolinensis) me trae el recuerdo de un matrimonio mayor que pescaba en la rampa perfectamente pertrechados, no ya de cañas de pescar y aparejos, sino de toda suerte de cosas para pasar las horas mirando el agua: sillas, sombrilla, una mesa, prensa, libros, comida, una nevera…
Representaban para mí, la imagen de la felicidad, pasar las horas sin pensar en nada mirando cómo navegaban por delante los barcos.
Fueron ellos quienes me hablaron del pez ballesta, de lo duras que tenían las escamas, que son en realidad placas óseas, y de cómo cuando pescaban uno, salían los congéneres a mirar, asomando la cabeza. Qué curioso.
Estoy deseando volver al mar.
Buena tarde,
Mónica
El pez ballesta está en el diccionario. Seguimos con su elaboración. Gracias por participar.
ballesta.
Dícese del pez ballesta Balistes carolinensis de la familia Balistidae de unos cuarenta centímetros, verde grisáceo y recubierto de placas óseas, de cuerpo ovalado y con la boca muy pequeña pero de dientes puntiagudos.
Me han contado que cuando pica un pez ballesta, van dos o tres más hasta la orilla de la ría, desde donde observan cómo sale su congénere al mundo de tierra y de aire, y cómo el pescador se lo lleva para la cena.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 23-5-2011
Siempre estamos deseando volver a ese lugar donde empieza y termina todo, que es el mar.
— Mónica F.-Aceytuno (@aceytuno) julio 6, 2014
Huyendo del calor de la arena se encaraman a los tallos los caracoles de las dunas. pic.twitter.com/ZNQVq7NNbA
— Mónica F.-Aceytuno (@aceytuno) julio 5, 2014
Mónica Fernández-Aceytuno