10:46 Los empleados de las oficinas y clientes del bar Pedralbes, ¿aún existe?, se reunían cada tarde, a la hora del ocaso, para ver las nubes de estorninos aterrizar sobre los dormideros que tenían, ¿aún tienen?, en los plátanos de paseo de la plaza. Miles de vidas caían sobre ella en un par de segundos y por un momento dicen que no se escuchaba otro sonido que el de la catarata de estorninos abandonando el cielo.
Si encuentro un momento, llamaré al Bar Pedralbes, a ver si alguien me puede decir, incluso fotografíar, lo que sucede en la plaza cada tarde.
Por aquí ha empezado a salir el sol, pero casi no tiene hojas para reflejarse, y da la luz sobre el plumaje de los estorninos pintos, a los que arranca el sol, desde millones de kilómetros de distancia, brillos verdosos y metálicos.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S. 11:53 La crónica de una jornada de caza entre naranjos, vivida ayer, relatada para nosotros por un lector, se puede leer desde ahora mismo en el TABLÓN DE LOS LECTORES.GRACIAS.
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