Tan solo aquello que no alcanzamos conserva intacta su belleza.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
De hecho, la etimología de su nombre, narciso, proviene del griego narké (sueño) porque el perfume de sus flores provoca amodorramiento.
Me hizo gracia que en la primera entrevista que concedió hace unas semanas Barack Obama a una televisión tras jurar como presidente, salía con un gran jarrón de cristal a sus espaldas, lleno de narcisos florecidos. ¿Es que no sabía el periodista que los narcisos son soporíferos?
Un solo narciso, en una habitación, llena con su olor el aire, y es tan sensible a la temperatura del ambiente que un narciso cerrado arrancado de la tierra por la mañana, está abierto ya por la tarde, si su jarrón está al sol tras el cristal de una ventana.
Mientras tanto, ahí fuera, entre la hojarasca ya vieja, se abrirán quizás hoy los narcisos, si el aire se templa.
Ni siquiera las abejas se acercan. No existe, afortunadamente, la miel de narciso.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
NULL
Buenos días. Están a punto de abrirse las flores cuyo olor da sueño.