No hay política más valiente que la de plantar árboles, que no es cosa de hoy para mañana, sino de aquí a varios siglos.
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Crónica de este sábado, con olor a jara,recién escrita por Juan Carlos Delgado Expósito, desde los campos de la población Fuentes de León, en las estribaciones de Sierra Morena.
LA FLOR DEL LÁDANO
La mañana del sábado se ha despertado con cielo cubierto, amenaza lluvia, al menos eso dice el “tío del tiempo”, pero además también me lo dicen mis glándulas olfativas, que se han percatado de ese olor que se pierde en la noche de los tiempos mucho antes de que los humanos perdieran el vital hábito de olfatear, me estoy refiriendo a ese olor a tierra mojada que llega hasta mi nariz mucho antes de que aparezca la lluvia. Pero también se percata mi nariz del aroma, hoy algo apagado por la ausencia de sol, de la Jara pringosa ( Cistus ladanifer), la jara de flor más grande de las zonas mediterráneas, en este caso se trata de la variedad maculatus, debido a que en la base de sus pétalos presenta unas manchas de color púrpura, existe otra variedad que no posee esas manchas.
Son varios los usos que el hombre ha realizado de esta planta, en tiempos pasados por las zonas del sur se utilizaba la planta para alimentar los hornos donde se fabricaban los ladrillos o las tejas, frecuentes en los pueblos de la Baja Extremadura. La planta además produce una resina llamada ládano, de donde le quedó el nombre de ladanifer en su nombre científico. Algunos autores subrayan que la abundancia de ládano consigue retardar el crecimiento de otras plantas competidoras cerca de estas jaras, y debe de ser cierto pues en los lugares donde la he observado no prosperan otras especies, al menos no demasiado cerca de ella. Antiguamente se recolectaba la planta para uso medicinal, pues parece ser que posee propiedades especialmente sedantes o para tratar úlceras gastroduodenales, entre otras dolencias. Es importante recordar que la resina es tóxica por lo tanto nunca debemos dar uso a esta planta por nuestra cuenta, siempre es fundamental consultar a un experto. También se utiliza en perfumería como fijador de algunos perfumes.
Yo continuo mi paseo naturalista por los campos de la población de Fuentes de León en las estribaciones de Sierra Morena, estoy en los alrededores de la finca conocida con el nombre de “El Prior”, aquí vivio una parte de su infancia el insigne biólogo humanista D. Faustino Cordón Bonet. Hace ya algunos años mientras este entrañable biólogo impartía una charla en la localidad de Fregenal de la Sierra, donde también tuvo una propiedad, le pregunté su opinión respecto al comportamiento destructor del ser humano para con la naturaleza y me contesto que él confiaba plenamente en que en algún momento el hombre se daría cuenta de lo que estaba haciendo con el planeta y rectificaría. Todos esperamos que eso sea así, siquiera porque otros difruten del aroma a tierra mojada y a jara.
Juan Carlos Delgado Expósito
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Crónica de este sábado, con olor a jara,recién escrita por Juan Carlos Delgado Expósito, desde los campos de la población Fuentes de León, en las estribaciones de Sierra Morena.