En la Biblioteca Nacional leí hace unos días una dedicatoria que me encantó: "A la belleza de todas las criaturas olvidadas".
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
No es la primera vez que lo observo, a los cuervos en la playa, alejados de las gaviotas, como si buscaran otro tipo de alimento, y siempre fuera de temporada, o en playas apartadas como ésta.
Por el ir y el venir junto a otro cuervo, me pareció que tenían el nido en uno de los robles que caen, ahora de un verde muy claro, por el acantilado, cerca del agua. Desde tan lejos no pude ver qué buscaban, entre la arena.
El ochenta por ciento de los jabalíes de Doñana se acercan a la orilla del mar de noche, a comer pescado, y lo que encuentren tirado en la arena; y tal vez estos cuervos hacen los mismo que ellos, pero durante el día.
Cuando vi hace unos años en Doñana, asombrada, las huellas del ciervo en la playa, empecé a barruntar, como ayer con estos cuervos, si se trataría de uno de esos nuevos comportamientos que surgen con los tiempos, perlo leyendo a Virgilio, la Eneida que escribió hace dos mil años, resulta que Eneas, al trepar a un acantilado, “observa a tres ciervos/ vagando por la playa”.
Feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
3 de mayo de 2009
P.S. Parte de lo que acabo de escribir proviene de CIERVOS POR LA PLAYA.
Por otro lado, me pareció ver ayer florecido, ya en el campo, el berro de los prados. Tengo que traerlo aquí mañana; porque, entre tanto mar, no nos olvidamos del campo, como Joaquín, quien nos ha contado desde su cortijo la curiosa etimología de ZAHÚRDA, hoy en el TABLÓN DE LOS LECTORES.
Hola, Mónica:
Paso más o menos una vez al mes por la playa de Doñana, y muchas veces veo a una pareja de cuervos que debe de vivir por allí cerca, pasado el segundo búnker, unos cientos de metros más hacia Matalascañas. El fin de semana pasado estaban en la orilla, con las gaviotas y los ostreros.
Un abrazo,
Paula