La preciosa e ilustrativa foto es de Samuel Peregrina, en la que vemos las tres razas más
Buenas. Si a lo largo del día consigo fotografíar al ratonero que vi ayer por un minuto entre las ramas de los robles, lo traeré aquí de inmediato.
Buenas, si a lo largo del día consigo fotografíar al ratonero que vi ayer por un minuto entre las ramas de los robles, lo traeré aquí de inmediato.
Me pareció curioso porque yo, a los ratoneros, siempre me los encuentro sobre las estacas de los prados, incluso en lo más alto de los postes de teléfono, con esa parsimonia propia de los ratoneros, de los que se diría que no estuvieran haciendo nada, aunque no dejen de escrutar los movimientos de la hierba ajenos al viento.
Es por eso que suelen estar en zonas despejadas de arbolado, y sin embargo ayer, ¿qué vió el ratonero para posarse entre las ramas?
Ahora que empieza a haber luz, al estar amaneciendo en este instante otro día soleado, pueda quizás traer dentro de un rato la foto del ratonero recién hecha, lo cual sería casi como tener aquí lo más próximo a su vida aún viva.
Que pasen un feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S.A las 12:12
Al final no encontré al ratonero, como siempre que algo se busca, pero he visto a tres pollos de lavandera, el del medio con el plumaje todavía fresco de plumón, aún sin definir el blanco, el gris y el negro.
VEA AQUÍ A LOS POLLOS DE LAVANDERA, EN EL DÍA DE HOY, HACE UNOS MINUTOS
Agradecemos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido esta fotografía de la Marmota (Marmota marmota) que aún no habíamos visto,y cuyos autores son: Marc Sánchez Ortín y Carmina Peiró Esquinas.
Para quien aún no oyó su silbido, puede escucharlo
PINCHANDO AQUÍ ahora mismo.
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EL RATONERO
El ratonero es una ave rapaz que pasa el día mirando un prado.
Suele posarse en esos postes que tratan de delimitar el prado sin conseguirlo, al escaparse su agua y sus hierbas por todas partes, y que están colocados un poco al azar y de cualquier manera, con una gracia que no llegan a tener jamás los cierres importantes. Y a ese espontáneo encanto del prado y su precario cierre de estacas, se une en lo alto del poste la figura del ratonero, grande, parda e inmóvil, pero no con la inmovilidad de una garza en el río, que resulta hasta cursi de lo rígida y lo puesta, sino con la elegante parsimonia del que no está haciendo absolutamente nada, sólo mirar la tierra, que ya se moverá un sapo, una musaraña o un ratón.