Sentémonos al atardecer a la entrada de una cueva habitada por Murciélagos.
Buenas. Ayer a primera hora de la tarde, bajo un sol de justicia, fui a ver la plaga de medusas que decían llenaba las aguas del puerto.
Buenas. Ayer a primera hora de la tarde, bajo un sol de justicia, fui a ver la plaga de medusas que decían llenaba las aguas del puerto. No vi ninguna.
Se trata, según dijeron, de la Pelagia noctiluca por lo que quizás fuera más tarde, al irse el sol, cuando asciende a la superficie.
Comentaban además, que esta medusa del Mediterráneo, se está acumulando en la costa del Átlántico porque ha subido la temperatura del agua, cosa que, doy fe, no es cierta: el agua está helada.
Yo más bien creo que esta invasión tiene que ver con la falta de lluvias de los últimos meses, que parecen los de un verano sequísimo y no los de nuestros lluviosos otoños, por lo que las aguas de los ríos no bajan como otros años, y estas medusas no se encuentran con esas riadas otoñales de agua dulce en el mar que las alejaban de la costa.
Sobre el movimiento de los rebaños de medusas, influye la cantidad de agua dulce que llega al mar desde los ríos: la lluvia las aleja de la costa; y todas esas fuerzas que se envían de lejos: que es el sol el que manda en el cielo, y es el cielo el que domina los mares.
Feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
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P.S. La foto de portada es de un pollo de gaviota, del mismo tamaño que sus padres, pero con el plumaje aún sin definir. Esta foto no es de ayer, sino de hace cuatro días, posado el pollo sobre una embarcación de otro puerto donde están arreglando los cables que parecen sedales que hay en lo alto de los pasillos de los pantalanes para que no se acerquen las aves pero que ahora entran como la lluvia por un tejado roto, y se posan con calma en los botes.
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