Buenas. No es la primera vez que hablamos aquí de cuando un animal pierde a voluntad una parte de su cuerpo, es decir: cuando se autotomiza como una lagartija.
Es este caso sucedió ayer mismo, en unos pocos minutos, cuando dos estrellas de mar diminutas, pardas y con el reverso clarísimo, quedaron apresadas junto con un mechón de algas en mi anzuelo al pasar por un banco de arena.
Mientras limpiaba de algas el aparejo, dejé las dos estrellas en la cubierta, para poder observarlas después detenidamente, y cual fue mi sorpresa cuando veo que inician una suerte de baile con sus esbeltos tentáculos, hacia arriba y hacia abajo, como los pulpos de las ferias, y así, como si sus uniones estuvieran hechas de bisagras que se fueran rompiendo, empezaron a perder los brazos a voluntad mientras seguían bailando.
Mientras lo veía, no daba crédito, era como si al verse en peligro hubieran decidido reproducirse asexualmente, como si, creyendo que les había llegado su hora, decidieran al menos dejar descendencia partiéndose en pedazos los brazos para convertirse, antes de morir, en estrellas cometa.
Tras hacerles unas fotos, lancé al agua todos los brazos y el cuerpo de una de ellas, la otra la tengo aquí para clasificarla y creo que se trata de una Ophiura albida, pues tiene el dorso muy claro y tal y como dice en la guía, posee “5 graciosos brazos”.
Para mi tranquilidad, es muy abundante en la arena, lo cual no me extraña, con esa capacidad de reproducirse que tiene esta estrella de mar ante las adversidades.
Que pasen un feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
Y el artículo de hoy en ABC:
DAIMIEL