Con el frío del invierno, la savia que circula por las plantas se paraliza, lo que nos apunta que la época de hacer plantaciones ya ha llegado.
María Gómez, técnico de la FOP
María Gómez, técnico de la FOP
Buenas. El árbol, antes de tirar las hojas, trata de romper la verde clorofila y una vez rota su molécula, absorbe lo que queda y lo lleva a las raíces, donde se almacena cuando la vida se complica con el frío y la sequía, y que es cuando los carpinteros dicen que la savia ha retrocedido hasta las raíces.
Al irse entonces el verde, vemos al fin otros pigmentos como los carotenoides que ya estaban en la hoja desde que salió de la rama, pero mientras la hoja producía oxígeno estos pigmentos la protegieron del exceso de sol y, además, hicieron de antena de energía para la clorofila, captando de la luz otras longitudes de onda.
Todos esos colores acaban tirados sobre la tierra, eso sí, con un cierto orden: las hojas más altas de un árbol, como son las que reciben más agua y alimento, son las últimas en ponerse melancólicas y en caer al suelo. Y así en las choperas, al final del otoño, incluso en invierno, se ven las últimas hojas del árbol solitarias, y de lejos nos parecen pájaros posados en lo más alto. En los castaños, suele suceder que se caen antes las hojas de dentro que las de afuera, y queda el árbol hueco, como un regalo de ramas envuelto en las últimas hojas del año.
Que pasen un buen día,
Mónica Fernández-Aceytuno
NOTA: El autor de esta preciosa foto del castañar de Tentudía el pasado fin de semana, es JUAN CARLOS DELGADO EXPÓSITO.
Y quien me contó lo que he escrito sobre los pigmentos de los árboles, fue el fisiólogo vegetal José Alberto Pardos.