Buenos días desde Galicia mientras está queriendo salir el sol…
Ajenjo
Estoy pasando unos días con mis padres en La Rioja, al lado de un convento de Carmelitas Descalzas que fundara la tía de mi madre, la tía Rosario.
No estoy dentro del convento, sino justo al lado, en lo que fueran la casa del cura y de la demandadera, que en principio nos ofrecieron para guardar los muebles de la familia pues quedaron como a flote tras el naufragio que supusiera la venta de “Villa Pilar”, la casa de mi bisabuela, donde había una fuente con agua saliendo de una alcachofa de piedra y una alberca y un gallinero y un jardín con árboles del otro lado del mundo. Un día os contaré la historia con más calma.
Todo esto era sólo para deciros que este lugar es muy especial para mí, lleno de una sencillez conventual, y adonde se llega dejando a un lado una huerta que podría presentarse a un premio: la huerta de Luis. Él, aunque todos los años dice que lo va a dejar (ha cumplido 84) yo no le creo, porque en esto le sigue hasta su mujer, que en vez de hortilazas cultiva flores, como unas que aunque ya un poco marchitas me llamaron la atención. Al ver que las miraba, las llamó ajenjo.
¿El ajenjo de la absenta del cuadro de Degás que viera en París hace unos meses?
Siento curiosidad por confirmarlo.
¿Y vosotros? ¿Reconocéis esta planta como ajenjo? Por Galicia hay una muy parecida que llaman Santa María.
Cuando caiga el sol, que es cuando aparecen Luis y su mujer, he de volver a preguntarles.
Saludos desde este lugar donde se mezclan con las campanas las voces de los pájaros,
Mónica