Antiguamente, por su buen olor cuando arde, se añadían al incienso opérculos de algunas especies de caracol.
La huella del alce
Los cazadores de los Adirondacks, en el estado de Nueva York, dicen que la población de alces se está disparando, que han estado recuperándose lentamente durante los últimos diez años y que está a punto de haber una explosión demográfica.
Para muchos de ellos son malas noticias porque, dicen, el alce compite con el ciervo de cola blanca (especie cinegética por antonomasia) y son un peligro para los conductores porque al ser tan altos no salen despedidos cuando los atropella un coche, sino que se estampan contra la luna delantera.
Esta mañana, mientras corría, vi junto al camino unas huellas que a primera vista parecían de zapato, pero que resultaron ser de alce. Ojalá algún día el dueño de la huella se deje fotografiar para enseñároslo.
Iñigo
Sábado, 24-3-2012