ANGUILAS

¿DÓNDE LA ANGUILA AQUELLA?

Dan ganas de irse al río tras robar de un cajón unas medias, como hacía el pescador Maceiras de niño, y llenarlas de algún pez mazado y esperar a que lleguen cien anguilas oscuras como el limo, claras por el vientre como las piedras.

Pero nos haríamos viejos esperando a que aparecieran las anguilas porque el movimiento de las corrientes oceánicas del Golfo que traía desde el mar de los Sargazos sus larvas, arrastrándolas miles de millas hasta la entrada de nuestros ríos donde se volvían angulas y luego, río arriba, anguilas; esa gran corriente, ya digo, ha sufrido un desplazamiento hacia el norte, por lo que la migración pasiva de las larvas no tiene ya como punto final del viaje los ríos donde nacieron sus progenitores, esas anguilas que se iban a realizar la freza al mar de los Sargazos y jamás volvían, sólo sus larvas leptocéfalas. No. Ya no regresan las larvas, ni las angulas, ni las anguilas, hoy todas expatriadas. Y este desplazamiento de la corriente del Golfo es la principal hipótesis con la que están trabajando científicos como el doctor Lobón-Cerviá, experto en ecología de poblaciones, que asegura que, esta vez, no hay menos anguila por culpa del hombre.

Mientras tanto, los narcisos y los ácoros, que no se han movido de las orillas, han comenzado a florecer en el río.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 5-2-2001

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