Hoy sólo unas líneas muy breves porque me parece que…
Atardecer en el río Congo
Hoy el atardecer ha sido tan distinto del de ayer que al ver las fotos, tal cual han salido, podríais pensar que están retocadas y sin embargo ha sido así, tal cual lo veís, el agua dorada, el sol rojo cayendo a toda velocidad sobre los rápidos de los que salía una humarada de vaho.
Hoy si que estoy absolutamente agotada, pero feliz porque están sucediendo por aquí, casi a la orilla del río Congo, muchas cosas que ya os iré contando.
Ideas, proyectos, conversaciones, personas que tanto pueden hacer por la Naturaleza.
Estoy muy muy emocionada con todo esto y la emoción no ayuda a la escritura.
Quisiera contaros todo lo que he visto hoy por las calles, cuántas personas he conocido, a cuántas dí la mano, cuántas me sonrieron, cuantas me ofrecieron algo, o me dijeron mboté de lejos, “hola” en lingala.
Mañana cruzaremos en barco el río.
Os dejo con su luz dorada de esta misma tarde, hace sólo unas horas, antes de que Kinshasa se sumergiera en la oscuridad de nuevo.
¡Qué importante es la luz para esta ciudad que vive sin ella! ¡Cuánto podríamos hacer por la Naturaleza, evitando la terrible deforestación, si se les pudiera llevar la luz a sus pobres casas y dejaran de hacer carbón de la selva. Tiene un nombre ese carbón que ahora no recuerdo. Debo volver a preguntarlo. Mandaka, creo. No me hagáis mucho caso que es tarde. Mañana lo apunto.
¡Hay tanto por hacer hay aquí!
¡Y tanto por contar en Madrid para el Congo y sus habitantes y para su Naturaleza!
Ya os iré contando.
Como el sol sobre el río, me caigo de cansancio.
Hasta mañana,
Un abrazo muy fuerte para todos,
Mónica