Me quedé ayer asombrada cuando observé, suspendida en los brazos del viento, una pareja de cernícalos sobre el Retiro, en Madrid.
Mónica Fernández-Aceytuno
Me quedé ayer asombrada cuando observé, suspendida en los brazos del viento, una pareja de cernícalos sobre el Retiro, en Madrid.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno