Me quedé ayer asombrada cuando, sobre una hoja, vi a la hembra de esta Calopteryx splendens, tan verdosa y clara y dorada que pasaba desapercibida, hasta que llegó volando el macho y la agarró por detrás de la cabeza.
Me quedé ayer asombrada cuando, sobre una hoja, vi a la hembra de esta Calopteryx splendens, tan verdosa y clara y dorada que pasaba desapercibida, hasta que llegó volando el macho y la agarró por detrás de la cabeza.