Denominación, que recibe por su parecido y coincidencia en el…
autotomizar.
Acción de mutilar a voluntad una parte del propio cuerpo como mecanismo de distracción o de huida que practican las lagartijas y los luciones con la cola, algunos calamares con los tentáculos y las estrellas de mar con sus brazos.
El lución es un lagarto sin patas, más ápodo que los vencejos, y como nadie mira los párpados de lagarto que tiene el lución en los ojos, la gente le llama “serpiente de vidrio”. Se trata de un lagarto absolutamente inofensivo que abandona a voluntad la cola, ya que se autotomizar como una lagartija. De no haber tomado aún esta drástica decisión, el lución puede llegar a medir, cola incluida, casi medio metro de largo. Posee una finas placas óseas que le dan rigidez a la piel y su color, entre el gris y el pardo, es siempre lustroso: lución: Anguis fragilis. Bajo las tablas que hay tiradas sobre los prados, está el lución pasando el día. No sale más que de noche, o cuando los días son tan grises que no hay quien salga, y hay luciones que han llegado a vivir todos los días grises y todas las noches que hay en cincuenta años. Es el lagarto menos soleado de Europa. Llega más allá de Escocia y Escandinavia y en España es abundantísimo desde Cataluña hasta Galicia, pasando por el País Vasco. En breve, el profesor Pedro Galán publicará sus últimas investigaciones sobre la forma en que el lución alumbra crías desarrolladas. Todo en este lagarto nos parece mentira, tal vez por lo estrecha que es nuestra propia realidad, o porque el lución hace su vida mientras dormimos.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 7-4-2003
Aceytuno.com