¿Sabías que la especie de árbol más nombrada en el…
Azucena marina
Ha empezado a florecer sobre las dunas la azucena marina (Pancratium maritimum).
Llama la atención en esta planta que tenga una flor tan grande, como una mano abierta, de un color blanco muy puro, y que salga con tanta fuerza en un lugar tan hostil como una duna.
Aparece siempre, al contrario que otras flores de las dunas que son más rastreras, erguida como si quisiera ver el mar, y en ocasiones, por el recrecimiento del nivel de arena por los aportes del viento sobre la duna, se ve obligada a emerger de nuevo por el crecimiento del tallo que está siempre como queriendo alejarse de las altas temperaturas que alcanza a mediodía la arena.
Pocas cosas hay más sorprendente que ver florecida a esta azucena de las dunas a la que también, según he leído, llaman cebolla de las gaviotas, no sólo por su belleza, sino por su olor, que atrae a una mariposa esfinge no menos sorprendente, por su gran tamaño, como de pájaro, y por su colorido, en este caso con bandas pardas y rosas en el abdomen.
Aunque se trata de la esfinge de la correhuela (Agrius convolvuli), esa flor blanca con forma de campana que también se da en la inmediaciones de las dunas, se conoce que se ve irremediablemente atraída por este olor que emerge de la azucena marina también de noche, ya que esta esfinge es sobre todo nocturna.
La escena, sólo podemos imaginarla, casi soñarla, la arena de la duna fría, bajo la luz de la luna, la gran flor blanca abierta, y esta gran mariposa yendo a libarla desplegando la espirotrompa con el sonido del océano al fondo.
Esas cosas que pasan sin que lleguemos a apreciarlo aunque algo excepcional notemos que ha debido de suceder para que sobre las dunas, aparezcan en verano, las flores blancas de las azucenas.
Mónica Fernández-Aceytuno