La palmera es un sol verde en el cielo. O…
Bella dama
A la orilla del Sisalde estuvimos observando bajo una luz maravillosa estos caballitos del diablo que llaman de manera más acertada bellas damas (Calopteryx virgo) y que, la verdad, son preciosas y, tiene gracia, siguen la gama de color del océano y el verdor del acantilado aunque aquí estemos en el río de aguas puras porque ya lo dicen estos insectos con su vuelo: que el agua está limpia.
El macho, que en la imagen vemos ya maduro, es azul cobalto pero cuando está inmaduro, puede confundirse con la hembra que es menos llamativa pero igual de hermosa con sus alas ámbares y el abdomen de un verde metálico.
He leído que tras la puesta no sólo pone los huevos entre las hojas de la orilla, algo que suelo observar al final del verano, sino que también puede sumergirse hora y media en el río poniendo los huevos mientras el macho vigila desde el aire.
Tendré que fijarme.
Ya tengo excusa para pasar más horas a la orilla del río que es una de las cosas que más me gusta del mundo.
Buenos días queridos lectores de la Naturaleza,