m. Denominación que recibe el pájaro que tiene la habilidad…
cantueso.
m. Puede referirse a Lavandula stoechas, Lavandula dentata, Lavandula multifida, Lavandula pedunculata, Lavandula viridis, así como a Thymus mastichina subsp. mastichina, Thymus membranaceus, o Thymus moredi. (Castroviejo, S. (coord. gen.). 1986-2012. Flora iberica 1-8, 10-15, 17-18, 21. Real Jardín Botánico, CSIC, Madrid.)
Como una invitada en una boda llevan unas brácteas coloreadas
los cantuesos en la cabeza. Las verdaderas flores
son mucho más pequeñas y caen, con un morado oscuro,
haciendo hileras por las esquinas de una inflorescencia
cuadrangular que recuerda a un edificio de cuatro fachadas.
Es como si toda la gracia del cantueso se le hubiera
otorgado a ese penacho de brácteas haciendo señales de
auxilio con su belleza. Tampoco a las verdaderas flores de
los cantuesos que su inflorescencia lleva casi a escondidas,
se les ha otorgado la exclusiva del olor, ese lenguaje, porque
es toda la planta la que habla al sol que sale y al viento
que pasa y a las manos que tocan las hojas o los tallos, mucho
más si se parten, como si ese aroma fuera una última
voluntad de la mata, sus últimas palabras para escribir en
el aire. Los cantuesos alegran sin estridencias las laderas
más pedregosas, los terrenos más incultos, y hay primaveras
en las que se rodean de muchos otros colores; pero son
esas discretas flores oscuras las que, al final, los insectos
siempre encuentran. Las llamativas y estériles brácteas confunden
sólo a quien no sabe.
Mónica Fernández-Aceytuno
“EL VIAJE DEL AGUA”
FUNDACIÓN AQUAE