CASTAÑOS DE INDIAS

PARA JULIÁN MARÍAS

Durante muchos años he querido escribir estas líneas. Y me faltó el valor para dar las gracias, y me faltó el arranque para enviar una carta a quien no conozco más que por sus Terceras de los jueves en ABC, y por algún que otro libro que cayó en mis manos, y por otros que me fueron lloviendo con sus recomendaciones, como esos libros de Gilberto Freyre que rescaté hace poco de una biblioteca.

En cada artículo de Julián Marías hay dibujado, por detrás de las palabras, un plano del tesoro. Yo no supe reconocer casi nada hasta que empecé a leer sus Terceras. Cruzaba dolorosamente, y a veces con gozo, ese abismo que hay entre el hablar y el escribir, pero no lo entendí hasta que lo explicó Julián Marías en “La palabra hablada y la palabra escrita” y en “Pensar y escribir”, páginas que arranqué de este periódico. Y así, cada jueves, fui rompiendo el techo de mi pensamiento, y fue entrando el sol y el aire, y sus palabras volaron en mi cabeza mientras preparaba la cena de mis hijos, o mientras miraba por la ventana.

Hoy están floreciendo los castaños de Indias, y es todo lo que yo puedo ofrecerle, señor Marías. Y le doy las gracias.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, mayo 2001

www.aceytuno.com

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