Por las plumas y plumones, como si acabara de volar del nido, estaba este escribano soteño en mitad del camino, justo en el espacio que dejan sin pisar las ruedas.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para analizar su navegación y ofrecerle un servicio más personalizado y publicidad acorde a sus intereses. Continuar navegando implica la aceptación de nuestra Política de CookiesCerrar aviso